Entre los principales aportes de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA a la comunidad se encuentra su contribución a la formación de líderes para la transformación social. Esta labor es inseparable de su Misión -buscar la vigencia de los valores de justicia, paz, amor, solidaridad y libertad-, y fruto del proceso iniciado en los días de su fundación, en 1844. Desde aquel momento se han diseñado y reformulado las estrategias y metodologías para llevar adelante la tarea garantizando la actualización permanente de la propuesta educativa.
La Institución sostiene un proceso de educación no formal organizado en cinco tramos. Todos son autónomos (es decir que se puede participar de cualquiera de ellos sin haberlo hecho de otros), articulados y adaptados a las características evolutivas de cada grupo etario. En las etapas organizadas con niños/as y adolescentes, se alienta la participación de la familia, que además debe dar su consentimiento para que los más chicos se inscriban en el programa.
FORMACIÓN DEL SUSTRATO CULTURAL: El primer tramo (3 a 11 años), es trabajado creando junto a los/as niños/as un entorno socio-cultural facilitador de su desarrollo integral. Promueve su formación como personas con aptitudes para el ejercicio responsable de la ciudadanía, claridad respecto de sus valores y sentido de responsabilidad en lo personal y social. A lo largo del proceso se va aumentando progresivamente la variedad, intensidad y complejidad de las actividades. Estas son usualmente deportivas, sociales, culturales, artísticas y campamentiles. (El escenario se concreta en las sedes que tienen asociados/as o alumnos/as de la edad señalada).
LIDERITOS: El segundo tramo (12 y 13 años), se propone crear un escenario pedagógico que potencie las inclinaciones solidarias en los/as participantes. Aquellos pre-adolescentes que opten por sumarse compartirán momentos de acción y reflexión. Aplicando la metodología de formación experiencial, se genera un proceso que permite a los/las niños/as asumir una praxis cotidiana solidaria en su grupo de actividad regular. Eso implica realizar acciones especiales que les facilitan la integración con otras realidades y relacionarse con otras personas que trabajan en la misma dirección. Al mismo tiempo, reflexionar sobre sus vivencias prácticas entrando en dialéctica con los valores humanamente deseables. Este proceso de desarrollo del niño o la niña en su nuevo rol, es acompañado por docentes o líderes mayores. (Los grupos se forman en las sedes que tienen asociados/as o alumnos/as de la edad señalada).
JUVENLÍDERES: El tercer tramo (14 a 17 años), apoya el proceso de consolidación de la personalidad de los/las participantes fomentando su compromiso con la comunidad de pertenencia. Provee herramientas para la comprensión de la dinámica grupal y para el trabajo con grupos y en equipo. Se introducen además contenidos destinados a ampliar la comprensión de la realidad mundial, regional y nacional. Las actividades se organizan en dos áreas articuladas, una enfatiza los conocimientos y otra las habilidades. En la primera, se aborda un conjunto de contenidos teóricos útiles para el ejercicio responsable del liderazgo. La segunda, consiste en la participación solidaria en acciones y programas, a veces propios de la Institución y otros organizados en forma cooperativa con otros movimientos u organizaciones de la sociedad civil. En esta etapa, de gran compromiso práctico, toma relevancia en el mundo de la Asociación la participación de los líderes en las actividades de campamentos, tanto grupales como familiares. Asimismo, en este momento en que la adolescencia es un período de gran vulnerabilidad, este tipo de actividades brinda contención y apoya el cuidado de la salud integral previniendo situaciones de abuso del alcohol, drogas, disfunciones alimentarias y violencia en general. (La participación es abierta a la comunidad).
DESARROLLO HUMANO SUSTENTABLE (DEHUS): El cuarto tramo (18 a 28 años), se propone aportar a los participantes: 1º) Capacidad de estudio, análisis y proyección del contexto social, político, económico y cultural, sea este global, regional, nacional, local o comunitario, 2º) Capacidad de reflexión, esclarecimiento axiológico, adhesión o creación de otros paradigmas sostenidos en los valores de la Misión, diálogo, debate, argumentación e intercambio con pares y 3º) Capacitad de acción concreta sistemática y sistémica. (La participación es abierta a la comunidad, para jóvenes con experiencia).
FORMACIÓN PERMANENTE: Finalmente, en un quinto tramo, se aporta a los/lideres y voluntarios/as herramientas para sostener su vocación de análisis profundo y permanente de la realidad, especialmente en un mundo tan dinámico como el actual. Al mismo tiempo se promueve la construcción de comunidad y se crean condiciones para que los/las participantes encuentren en la Institución un espacio idóneo y efectivo para expresar su vocación solidaria. Esta etapa dispone de un espacio anual de capacitación que es acompañado por diversos ciclos de formación y reflexión desarrollados junto a referentes sociales, políticos, económicos y culturales. (La participación es abierta a personas que hayan participado en etapas anteriores o que sean voluntarias o asociadas en general).